Conforme la sociedad avanza, la evolución de los derechos que se adquieren no permite visualizar, en el marco de la larga duración de Fernando Braudel, aquello que nos acontece y no nos permite hacer visible las graves deficiencias y ausencias que aún tenemos en nuestra comunidad.
Todo parece tan normal que casi podemos asegurar que es lo que “debe de ser”, porque es el resultado de décadas de comportamientos, actitudes, chistes, albures, y una variedad instalada socialmente de micromachismos existenciales que son impresionantemente integrados en nuestra realidad que pasan por ser, lamentablemente parte de nuestra vida diaria.
De acuerdo con el instituto Nacional de las Mujeres, el techo de cristal es un término acuñado desde el campo de la psicología para referirse a las barreras invisibles, difíciles de traspasar, que representan los límites a los que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional, no por una carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional, lo que sin duda limita las oportunidades y el avance de las mujeres en diversas esferas.
Ejemplos visibles hay muchos, solo por mencionar algunos, la brecha salarial, la escasa representación en puestos directivos en organizaciones tanto públicas y privadas, las limitaciones en el acceso a oportunidades de desarrollo, las dificultades para conciliar trabajo y vida personal, las barreras en campos dominados por hombres como la tecnología, la ingeniería o la política, el peso que cargan en las labores domésticas y de cuidado familiar que les impiden siquiera pensar en crecer laboralmente, la falta de representación en la toma de decisiones, ya que suelen estar subrepresentadas en los consejos de administración, los órganos de gobierno y las posiciones de poder político, entre muchas otras.
Es tan íntimamente cercano a nosotros, que hoy mismo una parte no menor de nuestra sociedad afirma que incluso es la mujer quien impone la agenda en nuestra sociedad, por lo que, si en realidad deseamos una sociedad más justa e igualitaria, resulta fundamental comenzara a actuar como sociedad y por supuesto, al interior de las Instituciones educativas.
Hay elementos que se pueden integrar en nuestro trabajo diario, y que pueden comenzar a hacer la diferencia cuando se trata de formación y desarrollo de la personalidad, como es el caso de desafiar los roles y estereotipos de género tradicionales, permitiendo a los estudiantes explorar una amplia gama de intereses y aptitudes, fomentar y promover el liderazgo femenino en todas las etapas educativas, ofrecer capacitación y sensibilización a los docentes sobre la importancia de abordar el techo de cristal y promover la igualdad de género en el aula entre otros aspectos por supuesto
La formación y el desarrollo de estudiantes en relación al género son aspectos cruciales para romper el techo de cristal y lograr una sociedad más equitativa, pero más importante será lo que Usted en casa pueda ofrecer con el ejemplo, con el trato a su pareja, con la distribución de las labores en el hogar, con la manera en que habla de sus compañeras de trabajo o colonia… Usted es el mejor ejemplo de lo que mañana habrá de ser cuando crezca.
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