*Francisco Javier Lozano Díaz
La cultura de la evaluación, sin más acotaciones, llegó a los Sistemas Educativos como un elefante que entra en una cacharrería, y lo hizo para quedarse. Tanto es así que en un vistazo panorámico mundial sobresalen los conflictos derivados de la aplicación de procesos evaluativos. De una manera extremadamente sucinta se puede hablar de OCDE y subir puestos en el informe PISA, UNESCO y medir la calidad global, México y la evaluación docente, España y la vuelta de las reválidas para secundaria obligatoria y bachillerato, Chile y las reformas curriculares que nunca acaban, por último aunque hay muchos más ejemplos, Colombia y los diagnóstico de la convivencia escolar en saco roto.
Entonces, ¿se puede afirmar que se viven tiempos de fiebre por evaluación? Pero antes de empezar, ¿qué es la fiebre?
La fiebre, a nivel sanitario, es un síntoma presente en multitud de cuadros clínicos, en su mayoría de naturaleza infecciosa. Un poco más allá, en una búsqueda sencilla de navegador web, se encuentra un mínimo común que define a la fiebre como un síndrome caracterizado en esencia por la hipertermia; el aumento de temperatura corporal. La temperatura elevada condiciona la vida cotidiana hasta niveles mortales.
Ante esta situación, la ciencia médica moderna ha desarrollado procedimientos sofisticados de diagnósticos para multitud de patologías. La fiebre no es más que un foco que encendido avisa del mal funcionamiento sin especificar que está ocurriendo en el organismo. Puede asociarse a una infección contagiosa y fácil de tratar como la gripe o a infecciones de mayor complejidad como las transmitidas por los mosquitos del Dengue o la Fiebre Amarilla, cuyas consecuencias hemorrágicas causan muertes con mayor facilidad.
Derivado de lo anterior, se concluye que la fiebre nos advierte de un problema de salud La fiebre por evaluación, ¿qué nos está advirtiendo?
En efecto, algo no funciona adecuadamente en el Sistema Educativo. Toca detenerse y retomar las palabras del Doctor Juan Carlos Yañez [1], que parafraseadas nos indican lo siguiente: evaluar por evaluar es igual a tomar la temperatura de un enfermo a cada momento sin prescribir el medicamento que solucione la infección. Sabremos con bastante rigor a que temperatura está, pero no se sanará el enfermo. Esto ocurre cuando el paciente tiene síntomas de fiebre y la evaluación es el termómetro para identificar la hipertermia. Es decir, la evaluación como instrumento de diagnóstico y posible catalizadora de la mejora educativa.
Sin embargo se plantea otro supuesto en este artículo, cuando la infección la produce la evaluación y el Sistema Educativo comienza a presentar hipertermia. Es decir, cuando la fiebre es consecuencia de la propia evaluación no siendo el instrumento que la mide, o lo que se define como fiebre por evaluación.
¿Qué consecuencias conlleva este supuesto de fiebre por evaluación? El Sistema Educativo como el cuerpo humano se calienta; sus componentes comienzan a aumentar la presión, la tensión y el estrés, dando lugar a relaciones más caóticas y alienadas de la función principal.
De este modo, el sistema inmunológico de la educación, que es el equilibrio, estabilidad y estatus quo, se pone a trabajar para bajar la temperatura. Es decir, se pierden referentes a largo plazo, porque lo que apremia es pasar la evaluación y los protocolos son claros: entrenamiento para la prueba a realizar donde la ejecución debe ser perfecta, no importa la finalidad de la tarea a realizar, la rendición de cuentas ocupa todo el espacio y el tiempo, la intromisión de las leyes de mercado está justificada; en forma de publicidad en base a clasificaciones, venta de formación con carácter acreditativo o, por ejemplo, industria de la preparación de prueba.
En conclusión, la fiebre por evaluación llegó a los Sistemas Educativos, quizás sólo sea consecuencia de la casual picadura de un mosquito llamado neoliberalismo. Así entendida la evaluación como fiebre conlleva prácticas educativas análogas a las drogas que mitigan la hipertermia, pero ¿qué ocurre con los efectos secundarios?
*Psicopedagogo, especialista en Currículum, Tecnología e Inclusión. Maestría en Gestión del Conocimiento y Tecnología Educativa. [email protected] http://www.franlozano.es
Nota al pie:
[1] Dr. Juan Carlos Yañez Velazco. Director General en Colima del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y asesor del rector de la Universidad de Colima.