El nombre de Boris Berenzon se ha convertido en un tema común en las sobremesas del mundo académico de México; sin embargo, al preguntarle a personas fuera de la burbuja intelectual sobre el Dr. Brenzon, nadie ha oído hablar de él. Gracias a los esfuerzos notables de algunos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, de Guillermo Sheridan y Alida Piñón en sus columnas en El Universal, del texto que Gabriel Torres Puga publicó en Nexos, del blog yo quiero un trabajo como el de Boris, y de un gran número de académicos que se han manifestado en su contra y han pedido una explicación por parte de las autoridades de la UNAM y de Conacyt, nos podemos preguntar ¿por qué se ha permitido la permanencia como profesor de la Facultad a Boris Berenzon durante tantos años; ¿por qué no ha salido de la academia esta noticia y cómo es que pasó tanto tiempo hasta que alguien notó sus plagios?
Durante muchos años, alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM han acusado al Dr. Berenzon de faltista e impuntual, algunos alumnos y exalumnos entrevistados afirman que constantemente llegaba tarde a dar clase o simplemente no se presentaba, y que las quejas ante las autoridades nunca recibían respuesta. Además de las constantes llamadas de atención de los alumnos, en abril de 2013, comienzan a salir a la luz en redes sociales, blogs y periódicos, denuncias que demuestran cómo Boris Berenzon ha plagiado párrafos completos en sus textos y conferencias.
Boris Berenzon Gorn es académico de la UNAM, tiene maestría y doctorado en Historia por la UNAM y es Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II. Cuenta con un gran currículum de conferencias y textos que desde el primero de abril de este año están en escrutinio por parte de la comunidad debido a que el investigador Juan Manuel Aurrecoechea lo denunció ante autoridades de la Universidad Nacional y de la Facultad de Filosofía y Letras como plagiador, con 18 párrafos casi completos en su tesis de doctorado “El discurso del humor en los gobiernos revolucionarios”, del que nueve años después se publicó una versión editada titulada Re/tratos de la re/vuelta: el discurso del humor en los gobiernos “revolucionarios”. Los párrafos en cuestión están publicados en Puros cuentos. La historia de la historieta en México 1874-1984, publicado en 1988 por Juan Manuel Aurrecoechea y Armando Bartra.
En 2011, un blog llamado yo quiero un trabajo como el de Boris, comenzó a denunciar los malos hábitos del profesor Berenzon dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, remarcando la indolencia por parte de las autoridades a partir de las demandas de los estudiantes. A partir de que el investigador Aurrecoechea encuentra los plagios de su texto, podemos leer en las páginas virtuales del blog un sinnúmero de muestras de frases, párrafos y textos completos utilizados por Berenzon, sin citar a los autores originales alterados muchas veces a su conveniencia, concentrados en un cuadro donde se sintetizan los plagios y sus fuentes.
Gabriel Torres Puga, frente a la gran cantidad de quejas y acusaciones al Dr. Berenzon, decidió investigar por su cuenta y descubrió que “los plagios señalados en el blog no sólo eran ciertos, sino que muy probablemente no eran todos”. En sus palabras “Si las autoridades universitarias consideran que es necesaria una investigación exhaustiva, adelante. Tal vez encuentren un 20% que le sea propio”. En la columna de Nexos llamada “El secreto de Boris”, el Dr. Torres Puga nos narra que a partir de la búsqueda realizada, le pareció cómo Berenzon lo invitaba “como lector, a trascender el chisme y a adentrarme en las raíces del secreto, de su secreto”, encontrando plagios a “José María Calderón sobre la Génesis del presidencialismo en México, seguidos de los textos de Aurrecoechea y Bartra, completados con páginas y páginas copiadas de varios trabajos de Samuel Schmidt” demostrando así que todo era verdad, que Boris Berenzon guardaba un secreto que abultaba cada vez más su carrera académica.
¿Cómo es posible que esto pasara en la UNAM? Detrás del escándalo que genera el caso, lo que podemos concluir es que no es un caso aislado; si al Dr. Berenzon se le permitió perpetrar sus hurtos con tanta facilidad es lógico pensar que hay un gran problema de fondo de “tomar prestado” dentro de la academia para juntar más puntos en el SNI y presumir de una gran cantidad de publicaciones.
Guillermo Sheridan en su columna de El Universal, “Los ataques del plagiario”, menciona que “Si bien esto no es tanto mérito suyo como desgaste de la integridad general, aquí se puede ser un plagiario y seguir impartiendo cátedra, asesorando a políticos, dirigiendo instituciones o firmando editoriales edificantes”. Es válido a partir de lo ocurrido remarcar que estamos ante una muestra grave de falta de atención por parte de los encargados de revisar los textos publicados por los académicos, y quizás podemos encontrar la respuesta a la falta de resolución de las autoridades en el hecho de que no solamente le permitieron a un plagiador crecer su carrera académica dentro de la Universidad Nacional, sino que la misma asesora de la tesis de Boris Berenzon de doctorado es la directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Ante todo esto se vuelve necesario escuchar lo que tiene que decir Boris Berenzon al respecto; incentivando el derecho de réplica, Alida Piñón en El Universal, en su columna “Historia de un plagiario serial”, logra obtener una respuesta más bien defensiva, donde Boris Berenzon argumenta su derecho a no ser acusado sin que antes las autoridades competentes generen una resolución; además, el Dr. Berenzon menciona que ha buscado a sus acusadores para entablar diálogo sin rendir frutos, algo que es negado por el investigador Aurrecoechea, que menciona que al entrar en contacto con Berenzon, admitió que “había un descuido en la edición” y que repararía lo sucedido y hasta “haría una aclaración pública”, que no ha hecho hasta el momento.
Parece que el problema nace moviéndonos más hacia las entrañas del sistema educativo en México; al paso de los alumnos por la escuela. Muchos profesores llegan tarde o no van a sus clases, se ayudan de las ayudantías, son incapaces de comentar los trabajos entregados demostrando así que no están leyendo lo que se les entrega. Es claro que la herramienta de “copiar y pegar” se está arraigando a nuestro sistema educativo y no es culpa de Internet: recordemos las monografías pegadas en nuestros cuadernos. Se ha convertido en un arma de muchos filos y un mango extenso, tantos filos que se ha permitido que un académico de alto rango dentro de la UNAM y del SNI burlara por tantos años los ojos de los académicos, coautores que sin duda fueron dejando avanzar al “plagiario”.
Ayer, 16 de agosto, el consejo técnico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) acordó destituir al profesor Berenzon, del Colegio de Historia, por considerar que “incurrió en grave deficiencia en las labores docentes o de investigación, objetivamente comprobada. (Educación Futura, 16 de agosto).
Seguiremos esperando alguna reacción de las autoridades educativas (SEP, Conacyt) y si hay algo que decir sobre este caso que, seguramente, no es el único. También esperamos alguna declaración de Boris Berenzón.